Si hay un tipo entrañable, alegre, vitalista y buena persona en el Cartagena ése es Miguelito Falcón. De eso no tengo dudas. Se pasa la vida haciendo el bien y repartiendo alegrías. Este domingo lloró. Lloraba sobre el césped del Colombino amargamente. Me dejó impresionado. Ahí comprendí lo que pasaba y por qué lloraba Falcón.
A este toledano que juega desde hace dos temporadas en el Cartagena conocerlo es quererlo. Hace unas semanas compartía unas de las horas más amargas de un joven matrimonio cartagenero. Estos se acababan de enterar que su hijo Pedrito era diabético. Siempre es un palo y es imposible encajarlo bien. Pero con seis añitos más aún. Pedrito, además, es del Cartagena, claro. Aquel día que sus padres lloraban Falcón estuvo allí, se enteró y se plantó en el hospital para jugar con su amigo Pedro. Para decirle lo que quería escuchar, que eran los mejores y que iban a ascender. Y Miguel Falcón, desde aquel día que decidió conocerle en aquella habitación del hospital, no ha dejado de preguntar por él y de visitarle de vez en cuando.
Así es Miguel Falcón García-Ramos, un tiarrón de casi 1.90 de estatura que llegó a finales de la pretemporada de 2009 a Cartagena dispuesto a comerse el mundo sabiendo que era uno de los últimos trenes importantes el que pasaba por su puerta, el de colaborar con el ascenso que llegaría unos meses después. Tenía que bajar a las tinieblas de la Segunda B pero fue valiente y dio el paso.
Este domingo, en el Colombino de Huelva, Falcón lloraba amargamente al acabar el partido. Él, todo alegría, lloraba de verdad. De rabia. De impotencia. No había forma de consolarle. En esas lágrimas ví reflejadas las de muchos aficionados, la de miles de seguidores cartageneristas que, como Falcón, aún creían en el ascenso. Pero hoy, conociéndole, seguro que ya tiene su eterna sonrisa otra vez, que ya está dispuesto a remar a favor, a firmar los autógrafos que hagan falta con el mejor de sus guiños. La vida sigue y el Cartagena también.
Hay que ser optimistas desde ahora. Desde hoy, desde ya, vuelvo a ver las cosas con optimismo, se abra una nueva etapa en el Cartagena después de la mejor temporada vivida nunca en el fútbol cartagenero. Ya habrá tiempo para el análisis y para la crítica. Hoy toca levantar el ánimo, tener la cabeza fría y la voluntad de hierro para continuar, para seguir por ese camino y estar pronto, a ser posible dentro de un año en Primera División.
El presidente, Paco Gómez, no va a desfallecer y, conociéndole, seguro que ya está pensando en cómo armar otro buen equipo para la próxima campaña, que sea capaz de mantener, incluso de aumentar la ilusión que existe, de conservar a esa gente joven de ocho, diez, quince, veinte años, que han disfrutado de una manera increíble con el equipo.
Gente que, como Pedrito, en sus peores momentos, tengan un Falcón en el que apoyar su cabeza y ser feliz. Por eso lloraba Falcón, un tipo extraordinario que, junto a Mariano Sánchez, ha sabido encarnar como nadie los valores del sentimiento cartagenerista. Ha sido una grandísima temporada y con eso, y con gente como Falcón, nos tenemos que quedar.
Manuel Angel.
Con esto me quedo, porque lo demás es pasajero.
1 comentario:
vice ademas de todo lo que tu as dicho,el bueno de falcon sabia que si el cartagena subia el club no contaba con el y falcon se dejo la vida para que su cartagena subiera aun sabiendo que el año que biene no se contaria con el impresionate falcon a mi ya me gano el bueno de falcon ya hace mucho tiempo,renobacion ya para miguelito . periko
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